miércoles, 3 de octubre de 2012

Hielo



De pequeña solía sacarme pensamientos de la cabeza y guardarlos en alguna cajita en algún lugar secreto. Eran mis pequeños pensaderos particulares y creo que todos los guardaba en el corazón. O no. Quién sabe. Era mi forma de mantenerme cuerda y que las emociones no me ahogasen. Después aprendí a nadar cuando las aguas eran turbulentas.

Quizá por miedo a que alguien descubriese mis pensamientos dejé de guardarlos en esas pequeñas cajitas y losencerré en mi cabeza. Impidiendo que llegasen al corazón. Este, además de bombear sangre, vivía a través de las emociones que surgían de mis neuronas. Reía y lloraba. Vivía. Al ser demasiado tímida incluso conmigo misma y mis pensamientos rebeldes, al no guardarlos en cajitas en el corazón, este dejó de funcionar. Seguía bombeando sangre pero ya no tenía emociones con las que vivir. Se fue congelando.





Fin.

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