martes, 2 de octubre de 2012

Así que... Perfecto



Escupió en el suelo su saliva mezclada con su sangre. Se llevó una mano a la cabeza, todo le daba demasiadas vueltas para ser normal. Estaba empezando a marearse. Se apoyó contra una pared de ladrillo viejo. Olía raro a su alrededor. Sentía el sabor metálico de la sangre entre sus dientes y su lengua. Entreabrió los ojos mientras un foco lo iluminaba directamente. Apenas si podía respirar. No, espera, no podía respirar. No respiraba. Por qué no respiraba. Notaba como en su interior la sangre se movía por sus vasos sanguíneos a muchísima velocidad.Demasiado rápido. Chasqueo la lengua. Algo no iba bien. ¿Qué ocurría? Por qué estaba de pie si no respiraba. Se llevó una mano temblorosa al pecho, todo estaba borroso a su alrededor y la luz le hacía daño. ¿Qué sucedía? Se agarro la camiseta que llevaba con fuerza. Gritó. Gritó de nuevo. De su boca resbalan pequeñas gotitas de sangre. Volvió a gritar. Escuchó su voz desde fuera y desde dentro a la vez. Se escuchó y se estremeció. Le asustó supropio grito. ¿Qué cojones sucedía? Pasó una lengua por los labios, nervioso. La sangre danzó en sus papilas gustativas y se sintió mareado. No, espera, no se sentía mareado, se sentía embriagado. Qué delicia. Volvió a pasarse la lengua por los labios. Su gusto gritaba de alegría. Qué elixir tan suculento. Qué profundamente delicioso. Las neuronas de sus cerebro daban saltos de alegría cada vez que los nervios le enviaban el mensaje de la boca. Sangre.

- Así que... soy un vampiro. - dijo mirando el cuerpo sin vida de la muchacha que estaba tirada en el suelo, a su lado. - Perfecto.

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